Para introducir el líquido en un recipiente de metal a presión es necesaria la utilización de una bomba, cuyo movimiento se genera mediante el vapor de la caldera. Ésta se halla dividida en dos cuerpos: en el primero penetra el vapor moviendo los cilindros que actúan sobre el segundo, impulsando el agua hacia el interior de la caldera.
Para un funcionamiento óptimo, la caldera necesita un equilibrio entre la cantidad de vapor y la de agua. Si hay demasiada, la producción de vapor es pequeña; si escasea puede recalentarse provocando una explosión.